Reducción del consumo energético de los edificios aislando cubiertas y fachadas
El jueves 21 de diciembre, 17:28 horas, arranca oficialmente el invierno, donde el consumo de calefacción se dispara y, en consecuencia, también lo hace el coste de nuestras facturas. Así, la cuestión principal es cómo están aislados térmicamente nuestros hogares. En este sentido, según Danosa, un adecuado aislamiento de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas puede reducir su consumo energético entre el 50% y el 65%.
Tal y como han apuntado desde Danosa, hasta un 99% de las viviendas españolas sufre pérdidas de calor innecesarias en invierno a causa de la ineficiencia energética. Además, la principal vía de escape de los inmuebles son los tejados y fachadas, ya que por ellos puede perderse hasta un 70% de la energía.
¿Por dónde se escapa la energía de nuestros edificios?
En este sentido, según Danosa, solo un adecuado aislamiento de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas puede reducir su consumo energético entre el 50% y el 65%, un porcentaje importante a la hora de abaratar la factura, si se considera que los españoles pagan una media de 242 euros al mes en luz y gas durante el invierno.
Por este motivo, aunque en un primer momento este tipo de reforma para reducir el consumo energético pueda parecer costosa, como han mostrado estudios de AIPEX (Asociación Ibérica de Poliextireno Extruido), merece la pena, ya que, por cada euro invertido en aislamiento térmico, se produce un retorno medio de siete euros. Esto supone una amortización de la inversión en los cinco años siguientes, en un contexto donde escala el precio de la energía, mientras que el coste de los materiales y la instalación que se dedican al aislamiento ha decrecido.
Por tanto, desde Danosa reiteran la importancia de “abrigar” por el exterior los edificios con las soluciones más sencillas, apropiadas y asequibles para el usuario, como los Sistemas de Aislamiento Térmico Exterior (SATE), para evitar que el frío penetre en los hogares, que el calor se escape y reducir el consumo energético. De esta manera, no solo se consigue la máxima eficiencia energética, sino también la máxima ‘eficiencia económica’ al reducir notablemente el coste de las facturas.
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